Grandes figuras en la historia de la moda hay muchas, pero si nos preguntasen por la más representativa, seguramente la mayoría respondería sin miedo a equivocarse: Coco Chanel. Y no es de extrañar, ya que Gabrielle Bonheur Chanel es un icono mundial del diseño y la moda.

Chanel fue una de las diseñadoras europeas en los años 20 y su trabajo, constancia, dedicación y estilo la convirtió en una de las más influyentes. Hoy día es toda una leyenda, nos enamoró con sus diseños y nos conquistó con su historia, la cual le hizo forjar un carácter fuerte.

Gabrielle B. Chanel nació en 1883 en Saummur, Francia y vivió su vida en un orfanato. Tras esos primeros años, se ganó la vida como cantante en cafés y como dependienta de ropa. No fue hasta 1909 cuando empezó a diseñar, empezando por un complemento muy utilizado en aquella época: los sombreros. Al año siguiente ya tenía su propia sombrerería, pero esta historia no sería relevante si ella no hubiese dado su toque personal. En una época donde se sobrecargaba la indumentaria ella apostó por sombreros prácticos, funcionales, elegantes y sencillos, en otras palabas, volcó su personalidad en cada uno de sus productos.

Esas cuatro características han estado en la línea Chanel desde sus inicios y, con el tiempo, lo fue traspasando a otras prendas. Era una mujer muy observadora y atrevida, ya que incorporó el vestuario atuendos propios de los hombres al armario de las mujeres. Así, las calles se iban llenando de mujeres con pantalones, gabardinas y boinas marineras e introduciendo nuevos tejidos como la lana o el tweed y reduciendo la cantidad de complementos en los looks.

Sólo una persona con infinito talento, carácter y valentía hubiese podido conseguir hacer de su nombre un imperio y a Coco Chanel le sobraban.

Hay una frase que la define enormemente “Antes de salir a la calle mírate al espejo y quítate una joya, menos es más.